Cuando empecé a leer, no hace mucho, sobre la marca personal o marca propia sentí por dentro una revolución, este concepto caló profundo en mí, en seguida noté que no me daba pereza leer artículos sobre el tema, es más sin darme cuenta, podía pasar las horas enlazando a un experto con otro y siempre cerraba el ordenador pensando lo positivo que sería que todo el mundo entendiera la búsqueda de empleo desde el prisma activo de la marca personal.
Pasado ya cierto tiempo soy capaz de comprender que es normal que una pequeña saltamontes se dejase impresionar ante el despliegue que muchos expertos sobre esta materia nos presentan en sus blogs y en sus páginas web, no podemos olvidar que al fin y al cabo una parte importante de la marca personal es el marketing personal.
Esto no quiere decir que el tema haya dejado de apasionarme más bien todo lo contrario pero en esta segunda fase estoy profundizando en los conceptos y descubriendo mis propias reflexiones sobre la marca propia. La primera de ellas la voy a compartir aquí con vosotros/as aún a riesgo de que aún necesite ser un poco más madurada.
Es muy difícil definir como tal, la marca personal.
Algunos de los autores que he leído y consultado exponen que es la marca personal enumerando las partes del proceso que te van a llevar a alcanzarla, desgranan paso a paso qué tienes que hacer para descubrirla y posicionarla. Otros autores esquematizan muy acertadamente las diferencias entre lo que es y lo que no es marca propia, pero, si en este momento, después de todo lo que he leído, tuviera que explicaros que es la marca personal me encontraría en un aprieto. Un recurso maravilloso que utiliza nuestro “sherpa”, Andrés Pérez, es acudir a metáforas o la poesía “Una marca personal no se tiene, se deja”.
Y esto ¿por qué es así?
Porque la marca personal o marca propia es un concepto de desarrollo personal que consiste en considerarse a uno mismo como una marca. (Wikipedia)
· Si la marca personal es un concepto, como ocurre con todos los conceptos en la utilización del lenguaje, todo el mundo tiene claro en su mente lo que es, pero puede no ser igual para todo el mundo, un ejemplo claro lo tenemos con una silla (todos definiríais la silla como mueble cuya finalidad es servir de asiento a una persona pero estoy segura, que la imagen que para este concepto desarrollamos cada uno de nosotros en nuestras mentes no coincide en ningún caso).
· El desarrollo personal y la “autoayuda” se mueven en los márgenes de una misma frontera, ambos plantean propuestas para mejorar el potencial de las personas unas basadas en métodos científicos otras en términos más espirituales, lo que nos obliga a tener los pies en la tierra y discriminar aquellas propuestas que me aportan de las que me aportan menos y no todas estas propuestas funcionan igual para cada persona ,a lo mejor desde mi punto de vista la marca personal ha sido un descubrimiento a la hora de abordar la búsqueda de empleo pero puede que mi “vecino” no sienta chispazo con este camino y sin embargo a él le funcione fenomenal el coaching.
· Por último si la marca personal consiste en considerarse así mismo como un marca, conviene saber que toda marca es un signo distintivo de un producto o servicio en el mercado, y que además, es un signo estímulo, porque causa en el receptor un proceso psicológico de asociaciones de ideas. Volvemos en este punto a la primera reflexión ¿serán las misas asociaciones de ideas las que mi marca personal genere en mi posible clientela?
Como veis que otros comprendan nuestra marca personal, dada la complejidad del concepto en sí, depende principalmente de nosotros mismos. Nuestra marca personal, y valga la redundancia, es tan personal que los únicos que tenemos que tener claro cuál es somos nosotros y además debemos tenerlo claro en todos los momentos de nuestro desarrollo como personas y como profesionales porque ya no existe la dicotomía vida personal/vida profesional.
Por tanto la clave para desarrollar nuestra marca propia es trabajar constantemente nuestro autoconocimiento y no sólo en el momento puntual de abordar una búsqueda de empleo. Aunque este enunciado forma parte de una segunda reflexión que pronto compartiré con vosotros/as.
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